debe de hacerse de forma muy minuciosa y detallada, debido a las múltiples necesidades que pueden presentar en su conducta y en su desarrollo. La clave, está en conseguir que el dormitorio se convierta en un lugar donde podamos estimular y mejorar el aprendizaje del niño, y que se convierta en un lugar agradable y seguro.
En primer lugar la decoración de las paredes es clave para generar un clima relajado, para ello utiliza colores claros, que no llamen la atención, huye de tonalidades demasiado brillantes o de contrastes llamativos. Se trata de crear un espacio apacible y que genere armonía.
Evitar el exceso de adornos
Es conveniente que las paredes estén exentas de demasiados adornos, pues en ciertos casos esto puede generar una sensación de agobio y malestar que debemos evitar. Un truco para aportar calidez a una habitación de un niño con autismo, son poner imágenes que aporten tranquilidad como imágenes de la naturaleza o paisajes agradables.
Los muebles deben de colocarse de forma que el niño tenga suficiente espacio para moverse y crear su propio espacio de juego. Los cojines y alfombras son una forma de mejorar el bienestar del niño si éste prefiere estar en el suelo. Por último no olvides colocar la cama en lugares donde haya ventilación y buena iluminación sin que los rayos de sol incidan directamente.
Finalmente es primordial respetar el sistema de orden que el niño mantiene con aquellos objetos más preciados. El niño con autismo necesita un pequeño círculo propio el cual debe ser respetado para no vulnerar sus costumbres y su propia personalidad.
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